Barbro, una señora fantástica de origen Sueco y que irradia simpatía por los codos, decidió al jubilarse, pasarse la mitad del año en su encantadora España, mas concretamente en Casares un pueblo de Málaga. Socialmente se había integrado a muchísimos eventos, yoga, baile, pintura, golf, celebraciones especiales y también ir a Salas a jugar al popular juego de Bingo, que le entretenía tanto.
Cada semana, los jueves en concreto, se reunía con un grupo de amigas y amigos y bajaban a jugar al bingo a varios sitios en la zona, unas veces a una Sala de Bingo en Sabinillas , otras un poco más lejos, a Salas de Bingo en Estepona.
Ya en Suecia, jugaba al Bingo y de tanto en tanto cantaba algunos Bingos, guardando los premios en un bote especial de dinero que había ganado en el Bingo. Ese bote especial se lo trajo consigo a Casares y cada vez que cantaba un Bingo, metía el dinero en su sitio, ya que ese dinero contribuiría a comprar su soñado coche rojo. Como decía Barbro, con una sonrisa de oreja a oreja, canto binguillos pero algún día cantare un Bingo grande.
Bajaban cada jueves en tres coches, pero un fin de semana, habían fiestas en Estepona, y decidieron quedarse hasta el domingo, festejar y como no acudir a las diferentes Salas de Bingo que habían. Paseaban y festejaban las fiestas de Estepona y al caer la noche, siempre después de una buena siestesilla, tocaba ir a jugar al Bingo y estas veces a píe que hacia una gran diferencia, ya que con tanta gente y jolgorio mas ánimos les entraba.
Dos del grupo de amigos habían cantado un bingo, el típico que te da la alegría de seguir jugando con la esperanza de que llegue uno bingo mas gordo. El sábado noche, las calles estaban a reventar de gente y no fue de su asombro de que el aforo de la Sala de Bingo, también lo estuviera. Y claro, como siempre mas gente, mas cartones, mas premios y mas cuantiosos y porque no, seguro que mas probabilidades de cantar un Bingo fantástico. Cogieron una gran mesa, buen cava , mucha alegría y compraron rondas y rondas de cartones de bingo. Estaban todos en el casi casi unas cuantas veces hasta que Barbro, que ya estaba mas atenta a la diversión que tenían y les rodeaba, dio , casi casi sin darse cuenta con uno de los definitivos. A cada 5 rondas de Bingo, hacían un Bingo Especial Fiestas de Estepona, donde la gente apostaba mas y los premios subían con un bote progresivo que aumentaba en cada una de las rondas especiales. Brabro, de repente dio un respingo en la silla con un cava en la mano y en la otra el cartón, cantando Bingooooo, Bingooo por todo lo alto y saltando de alegría. Cantó el Bingo del juego , que subió a 2,000€ y el Bote Progresivo que había alcanzado los 6,800€. Tanto ella como sus amigos no pudieron retener tanta alegría y seguían saltando y abrazándose alrededor de la mesa. Brarbro, dijo chicos mañana os invito a todos al mejor restaurante de Casares y festejamos por todo lo alto y…………..la semana que viene a por mi coche.
Dicho y hecho, se compró un fantástico mini rojo descapotable que vendía un rent a car de la zona a muy buen precio y pidió una placa especial que tenía las siglas BNG. Barbro con su coche rojo no dejaba de ir de un lado a otro y como no, también bajaba y llevaba a sus amigos a jugar Bingo.
¡OLE! Y ENHORABUENA a Barbro por el BINGO que contribuyo a comprar su soñado coche rojo.
